Eljared
Más que una persona real, la mujer que responde al nombre de Eljared ha sido una sombra imperceptible en la historia del hombre. Entre las tinieblas, a espaldas del propio mundo, ha urdido tramas imposibles en pos de un fin que aún sigue siendo desconocido.
La mayor parte de su historia es tan misteriosa como sus orígenes. Su identidad ha sido distinta en cada ocasión, asegurándose de que nada, ni siquiera Imperium, pudiera ser capaz de descubrirla. De hecho, Eljared es meramente uno de tantos seudónimos que ha empleado a lo largo de años, un juego de palabras de su nombre real.
Es muy difícil determinar todos los acontecimientos en los que estuvo involucrada de un modo más o menos directo, pero sin duda participó en los Días del Despertar de Sylvania. Se conjetura que también ha bajado a los Infiernos, donde debió poner en marcha proyectos similares. En realidad, todos ellos parecen haber sido un mero preparativo para la Ruptura de los Cielos, pruebas que no tenían más fin que iniciar ciertos sucesos o recabar datos para la activación de algo a una escala muy superior. De cualquier modo, sólo puede seguirse la pista de sus acciones durante algo más de seis siglos; es como si antes de ese momento no hubiera existido.
El alcance absoluto de sus capacidades es ignoto, pero se estiman que deberían ser, al menos, equivalente a las de un verdadero dios.
Una de las cosas que se sabe de ella es que estaba en posesión de varias de las treinta piezas de metal negro de Iscariote, las máximas manifestaciones de las Logias Perdidas. En lugar de usarlas para sí misma, durante los últimos siglos repartió un gran número de ellas entre personas de diferentes lugares, todas capaces de darles alguna utilidad.
Eljared es una mujer de belleza sobrecogedora. Tiene un largo cabello negro y cada uno de sus ojos es de color diferente: uno de ellos es rojo y el otro dorado. Fría, despiadada y manipuladora en apariencia, sus seguidores siempre han mostrado una mezcla de terror y fascinación hacia ella. Era capaz de mostrar una increíble crueldad cuando algo lo requería, o de sacrificar lo que fuera con tal de conseguir lo que ansiaba. Sin embargo, a veces la inclemencia de su comportamiento parecía turbarle hasta a ella.
Su última aparición conocida ha sido bajo la identidad de la Sumo Arzobispo, con lo que manifiestamente decidió poner en marcha los planes que durante siglos había estado proyectando. Como preparativo final, un año antes hizo algo que hasta entonces era impensable: eliminó en secreto a un patriarca de Jürgand y adoptó su identidad.
Como Sumo Arzobispo, su intervención en Gaïa fue muy intensa y comenzó a actuar en varios frentes mientras desencadenaba multitud de fuerzas ancestrales, sin motivo aparente, gracias a sus agentes de la Nueva Cofradía. Además, provocó el inicio de una guerra contra varios principados intencionadamente, escudándose en insultos y afrentas que bien poco le importaban.