Elisabetta Barbados, Sacro Santa Emperatriz
La joven Elisabetta Barbados, con tan solo trece años de edad, se ha convertido no ya en la soberana más joven de la historia de Abel, sino también en la primera mujer en acceder a la Sacro Santa Corona.
No son pocos los que opinan que es un mero títere en manos de Tadeus Van Hosman y Kisidan, pero no podrían estar más equivocados. La Emperatriz es una chica independiente, ciertamente cabezota y muy inteligente. Sabe cuándo pedir un consejo y cuándo debe dejarse guiar por sus tutores en asuntos que desconoce.
Incluso siendo tan joven, su historia personal siempre ha estado colmada de problemas y dificultades. Su madre murió al traerla al mundo, razón por la que Elías la odió al considerarla causante de la muerte de su querida esposa, apartándola de su lado. Sola y sin amigos, su carácter le hizo ganarse pronto el afecto de muchas personas, entres quienes se incluyó al mismísimo Señor de la Guerra Tadeus Van Hosman.
Poco antes de la Ruptura de los Cielos, Elisabetta fue secuestrada por cuervos de Wissenschaft en un viaje en el que a Kisidian no se le permitió acompañarla. Por suerte, fue liberada por Némesis, a quien Eljared envió para frustrar los extraños planes de Lucanor y evitar que el trono imperial pudiera desestabilizarse antes de su jugada maestra.
Tras la muerte de su padre y el consecuente caos decidió, muy a pesar suyo, asumir el control total del Imperio, comenzando a promulgar leyes y edictos revolucionarios, que provocaron el apoyo incondicional de un sector de la sociedad y el rechazo absoluto del otro.
Desde hace meses, la Emperatriz ha empezado a realizar viajes en secreto por diversos lugares de Gaïa bajo una identidad falsa… se hace llamar Anna Never.
Pese a los consejos de Kisidan y Tadeus, la joven insiste en viajar sola con el objetivo de ver con sus propios ojos cómo es el mundo y decidir por sí misma qué está bien y qué está mal.
Como «Anna», incluso ha estado involucrada en algunos asuntos en contra del Imperio, cuando consideró que las acciones de Abel no eran justas y existía abuso de poder.
En secreto, espera algún día volverse a encontrar con Némesis, deseando tener ahora valor suficiente para confesarle lo que siente, aunque sabe que es alguien excepcionalmente peligroso para ella.
Pese a su corta edad, la Emperatriz ha demostrado tener un increíble talento para la lucha y, gracias al entrenamiento que ha recibido de Kisidan, ya es una verdadera maestra con la espada. Curiosamente, la niña es, sin duda, uno de los seres humanos con mayor Gnosis de cuantos han existido en siglos, por lo que sin duda sus acciones, ya sea para bien o para mal, alterarán el rumbo de los acontecimientos de Gaïa como nadie podía prever.